El gran año de Belfast
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El gran año de Belfast

El reconocimiento oficial como Ciudad de la Música por parte de la UNESCO a la capital de Irlanda del Norte es la mejor excusa para visitar este año la urbe, que se llenará de eventos, conciertos y recorridos melódicos. Por si fuera poco, conmemoran también el 110.º aniversario del hundimiento del Titanic.

Neus Duran | Periodista

Hace ya varios años que Belfast ha dejado atrás su aspecto industrial, tristón y de conflictivas calles para reinventarse como una urbe repleta de buenas propuestas artísticas y un ambiente de lo más animado.  La reciente declaración, por parte de la UNESCO, de la capital norirlandesa como Ciudad de la Música supone una inmejorable excusa para descubrir esta ciudad.

El gran año de Belfast

El título celebra el rico patrimonio musical de la ciudad y reconoce su destacada contribución a este género. Y no es para menos, porque, como el viajero descubrirá enseguida, en Belfast es casi imposible pasar unos días sin toparse con algún concierto. La ciudad está rebosante de actuaciones callejeras y de locales de música en directo, ideales para disfrutar de pequeñas e íntimas actuaciones. Además, acoge festivales de música de primera categoría y aquí recalan las grandes giras de las superestrellas; en los próximos meses, por ejemplo, actuarán en Belfast Billie Eilish, Iron Maiden y Snoop Dogg, entre otros.

El gran año de Belfast

A los amantes de la música les encantará también Oh Yeah Music Centre, un enorme centro creativo ubicado en un antiguo almacén de whisky, dedicado a los músicos locales y siempre con una amplia agenda de propuestas. Otra opción es apuntarse a alguno de los paseos guiados a pie como por ejemplo la Ruta de la Música Tradicional, que recorre a pie distintos bares y lugares en los que los asistentes disfrutarán de las melodías irlandesas más populares.

Experiencias ‘titánicas’

Otro motivo que hace de este 2022 un año especial para la urbe es el 110.ª aniversario del hundimiento del Titanic. La ciudad tiene un fuerte vínculo con el transatlántico, ya que se construyó en Belfast y de allí zarpó para emprender su trágica travesía. Su huella puede seguirse en pubs temáticos como Robinson’s, dedicados a la nave y con una colección de objetos de pasajeros, y hoteles como Rayanne House, donde sirven los menús originales que se ofrecían en el barco.

Pero el auténtico imprescindible que fascinará a los interesados en el tema es el Titanic Belfast, un museo que conserva la que es sin duda la mejor y más completa exposición mundial que existe sobre el histórico barco.

Está ubicado en un espectacular edificio de seis plantas con olas ficticias en sus fachadas, que tienen la forma de cuatro enormes proas brillantes con la misma altura que la que tenía la proa del Titanic. Se exhiben réplicas perfectas de los camarotes de tercera, segunda y primera clase, así como del glamuroso comedor de los pasajeros más pudientes y la sala de máquinas. Los visitantes también pueden leer los dramáticos mensajes intercambiados mediante telégrafo con otros barcos a los que se pidió socorro, y asombrarse con las cámaras que conectan en directo con los restos del Titanic que reposan bajo las frías aguas atlánticas. 

Si se desea, se puede tomar el té de la tarde junto a la famosa escalera del barco mientras el personal, con uniformes de la época, sirve menús del viaje original y suena la música que se oyó en el trayecto.

Entre gigantes y murales

Más allá de propuestas museísticas y musicales, la escapada debería incluir también una excursión a la Calzada de los Gigantes, en Irlanda del Norte. Se trata de un espectacular paisaje con más de 40.000 columnas de basalto de formas imposibles, que se funden con los verdes y azules del horizonte y componen una estampa memorable.

El gran año de Belfast

 

Muy interesante es también la ruta de los murales, testimonio del virulento conflicto armado entre unionistas y republicanos. Hay más de 2.000 y se concentran en las calles de Shankill Road y Falls Road, dos zonas al oeste de la ciudad que pueden visitarse por libre o bien contratando un guía.

Y, por supuesto, no hay que dejar la ciudad sin antes tomarse una buena pinta en pubs históricos como The Crown Liquor Saloon, de estilo victoriano, o en White’s Tavern, cuyos orígenes se remontan a 1630.