La importancia de la desconexión digital

La importancia de la desconexión digital

A diario pasamos mucho tiempo delante de las pantallas, por eso es necesario saber gestionar descansos que nos aporten beneficios físicos, mentales y sociales. Además de la voluntad, existen soluciones tecnológicas para conseguirlo.

¿Cuántos minutos pasan desde que bloqueas el móvil hasta que vuelves a mirarlo? ¿Y cuántas veces al día tocas la pantalla para usarlo? Cada persona responderá de forma distinta a estas preguntas, pero los estudios que abordan la creciente dependencia a estos dispositivos alertan con sus resultados. Según la media, un usuario estándar de internet pasa casi 7 horas al día (6 horas y 58 minutos, exactamente) navegando por la red en varios dispositivos, según revela el informe Digital 2022 Global Overview Report. Las cifras computan toda la actividad con las pantallas, pero cuando nos detenemos en las más pequeñas el resultado es contundente. Las personas en los diez principales mercados de móviles del mundo pasan 4,8 horas delante del smartphone, añade el informe State of Mobile 2022, de la empresa de análisis de aplicaciones App Annie. Y cuando se habla de generaciones, los más jóvenes son la población que más tiempo pasa delante de la pantalla. Las cifras apuntan que la llamada Generación Z dedica más del 70% del tiempo a usar el teléfono, mientras que el 24% de los mismos jóvenes admite que el sobreuso ya es un problema en su vida.

Teniendo en cuenta que 7-8 horas del día se destinan a dormir y otra franja similar es para trabajar o estudiar, los datos del informe State of Mobile 2022 son más que preocupantes. Las cifras apuntan que pasamos casi un tercio de nuestro tiempo despiertos mirando la pantalla. 

Con esta tendencia consolidada y al alza en las generaciones más jóvenes, crecen las voces que alertan sobre la necesidad de practicar la llamada desconexión digital para evitar las habituales consecuencias en su salud mental. Aislamiento social, soledad, problemas de comunicación, depresión, frustración o inseguridad, entre otros, son algunos de los problemas que conlleva la adicción al móvil y a las redes sociales.

 

Un apagón necesario 

Tomarse un descanso tecnológico conlleva efectos positivos en el estado de ánimo y mejora la sensación de bienestar. Los expertos inciden en la necesidad de activar una autodesconexión que, una vez pasada la ansiedad inicial que provoca ese aislamiento, aporta claros beneficios mentales, sociales e, incluso, físicos. Aquellos que se apartan de la pantalla y de las distracciones mejoran su concentración y sus relaciones sociales al interactuar más con otras personas, algo esencial para sentirse bien. Y para hacerlo deben salir de su zona de confort limitada por la pantalla y pasar más tiempo al aire libre. La conexión con la naturaleza, que al tiempo evita el sedentarismo, también es determinante. Los estudios confirman que una simple caminata de 10 minutos fuera de casa mejora el estado físico y con ello la salud mental. 

El estado de silencio digital también invita a la reflexión y a la meditación. Pasar cinco minutos en silencio, sin distracciones ni notificaciones, ayuda a conectar con uno mismo y a relajarse.

 

Apps para desconectar 

Cuando la voluntad no es suficiente para desconectar de lo digital, la propia tecnología ofrece soluciones para conseguirlo. Existen aplicaciones que limitan el tiempo activo de la pantalla, otras que controlan la frecuencia en la que se visitan las aplicaciones y otras que recuerdan al usuario que ha llegado el momento de desconectar. También se puede aplicar el apagón a través del juego. La app Digital Detox, por ejemplo, presenta desafíos a sus usuarios para minimizar el tiempo que pasan ante la pantalla. Otras, como Phoneless, permiten jugar y competir junto a los amigos. Todo vale para conseguir la importante y necesaria desconexión digital.

 

El método Yondr

Cuando desconectar se convierte en misión imposible por el motivo que sea, siempre quedan las soluciones físicas. Una de ellas se llama Yondr y consiste en una bolsita individual de neopreno que se bloquea con un microchip una vez dejas caer tu teléfono en su interior. Su inventor fue Graham Dugoni, un artista cansado de ver cómo los teléfonos inteligentes aparecían en todas partes. Su objetivo fue crear espacios libres de dispositivos y de distracciones. 
Su uso ya se ha extendido entre artistas e instituciones. Para empezar, se notifica a los asistentes que cuando lleguen a la entrada del lugar donde no está permitido el uso del teléfono deberán dejar el aparato en un estuche que se bloquea cuando está cerrado. Los usuarios mantienen siempre esa bolsa con ellos, que únicamente se desactiva de forma automática al pasar por unas máquinas a la salida del recinto en cuestión. Así resulta físicamente imposible interactuar con el teléfono, algo que a priori incomoda, pero que termina agradando a sus usuarios. “Alguna vez ha habido alguien que ha tenido un ataque de pánico por no poder acceder al móvil, pero son muy pocos”, explica Dugoni, antes de asegurar que de la ansiedad inicial se pasa a la satisfacción. “La gente sale diciendo que es increíble no ver un solo teléfono inteligente. Hay más energía entre el público y se acentúan mucho más las sensaciones”, señala. 
Algunos artistas, como Alicia Keys y Guns N’ Roses, ya han probado Yondr en algunos de sus conciertos, mientras que el actor Chris Rock usó el estuche para aislarse completamente durante sus ensayos para la ceremonia de los premios Oscar.

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