La medicina privada como alternativa al colapso de los sistemas públicos

La medicina privada como alternativa al colapso del sistema público

Una reducción de la inversión pública combinada con un aumento de la demanda por el envejecimiento de la población y los precios altos de los gastos farmacéuticos son factores determinantes.

POR Víctor Farradellas | 06 Mayo 2024

En este sentido, entre 2018 y 2021 los profesionales de la sanidad privada aumentaron un 7%. Si no se revierte esta situación, la proporción de profesionales y pacientes que optarán por la sanidad privada van a crecer a lo largo de los próximos años. Este caso se observa especialmente en la salud mental, donde las consultas de psicología privada han aumentado exponencialmente ante la imposibilidad de acceder en un tiempo razonable a las públicas.

 

El sector salud, uno de los más demandados

Más allá de los datos estadísticos que recoge el INE, no existe un registro de médicos en España, una demanda que hace años que reclaman colegios y asociaciones de profesionales sanitarios. Ante este escenario, otra fuente que arroja información sobre las tendencias del sector es la oferta de plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE), que da acceso a la residencia en varias especialidades de ciencias de la salud (biología, bioquímica, enfermería, farmacia, física, medicina, psicología y química).


En el curso 2022-2023 se ofertaron un total de 11.171 plazas de FSE, entre las que había 8.550 plazas de medicina, 1.961 de enfermería y 308 de farmacia, entre otras especialidades. En cómputos globales, se aumentaron un 5% el número de plazas respecto al año anterior y un 39% más que cinco años antes.

 

 

Por lo que respecta a los estudios universitarios, salud es la rama más solicitada por los estudiantes. Según el informe CYD 2021/2022, durante el curso 2021-2022, había cinco solicitantes por cada plaza en este ámbito, llegando a ser de 12,7 demandantes por plaza en medicina. Si observamos el perfil de los universitarios de las disciplinas sanitarias, destaca su alto nivel de conocimientos (por lo general, deben superar notas de corte elevadas para acceder a los estudios) y su buena preparación en competencias específicas. La exigencia del sector (tanto por densidad de los conocimientos como por la dedicación en horas que requiere) hace que no todas las familias puedan asumir los costes de esta formación prolongada. 

En este sentido, el programa de becas de Assistència Sanitària, destinado a alumnos de tercer ciclo de las universidades catalanas y que cubre hasta un 50% del importe de la matrícula, trata de democratizar el acceso a la profesión. Se trata de uno de los pocos programas de ayudas al estudio del ámbito de la salud consolidado y financiado íntegramente por una institución privada en todo el país. Desde su creación, en 2008, se han recibido 3.758 solicitudes, entregado 434 becas y adjudicado cerca de 410.000 euros.

 

La formación y la tecnología como aspectos clave

Según el informe El cambio inevitable: anticipando un nuevo escenario para la profesión médica, que firma la consultora Luzán Cinco, la universidad tiene un papel fundamental en el desarrollo de la medicina del futuro, pues debe operarse un cambio en los planes de estudio en los que se refuercen y amplíen materias relacionadas con la estadística, la computación, el humanismo o la bioética. Serán imprescindibles conocimientos básicos en áreas como genética, proteómica, biómica o informática. Para ello, los sanitarios tendrán que formarse en estas nuevas competencias, que irán incorporándose necesariamente a los programas docentes. 

También serán clave las capacidades de interacción con otros profesionales: trabajo en equipo, comunicación y dotes de liderazgo, pues el contacto con otro tipo de profesionales será mucho más habitual: físicos, ingenieros, biólogos, informáticos… Todos tendrán que adquirir lenguajes y competencias para entenderse.

Sin duda, la tecnología, que ha ido conquistando espacios en todos los ámbitos de la sociedad, será protagonista de la sanidad del futuro. La aplicación de avances tecnológicos permitirá al médico del futuro gestionar mejor la información y ser más práctico. Para ello, la capacidad de adaptación será clave para dominar las posibilidades de la inteligencia artificial, los dispositivos portátiles, la medicina de precisión y la atención virtual.

En esta línea, el neurólogo, empresario y divulgador Ignacio Hernández Medrano considera que: “La información médica se está acumulando rápidamente, cada vez generamos más información médica y hemos creado algo que podemos llamar inflación del conocimiento. Generamos más de lo que podemos absorber.” Medrano es uno de los fundadores de Savana, una compañía que usa tecnología, inteligencia artificial y big data para aprovechar la información de las historias clínicas y ponerla a disposición de médicos e investigadores. “La salud digital que hoy parece tan innovadora se va a democratizar enormemente, vamos a elevar los estándares de salud mucho más de lo que los expertos somos capaces de anticipar”.

Sin embargo, según el neurólogo no todo va a ser positivo: “Todo ello va a tener un coste, el estrés. Vamos a estar muy pendientes de nuestra salud, de nuestras enfermedades, de nuestras constantes vitales, tal y como hoy estamos enganchados al móvil. Creo que viene la era de los hipocondríacos”.

 

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Sin duda, la tendencia demuestra un avance hacia una sociedad más rápida, inagotable y estresante, un caldo de cultivo favorecedor del estrés, la ansiedad y el burnout en el que tanto médico como paciente deben aprender a proteger y cuidar tanto su salud física como sobre todo la mental.
Explica Medrano que “lo que va a cambiar ahora es que, al aplicar algoritmos muy potentes, en cierto modo te puedes anticipar a la ocurrencia de la enfermedad. En este modelo predictivo, cuando algo cambie en tu organismo, aunque tú no lo hayas notado, eso quedará registrado y se podrá actuar en consecuencia”. 

El otro concepto que apunta Medrano es el de la personalización: “Cada uno tiene un genoma, un conjunto de genes, y un microbioma, un conjunto de bacterias que viven en nosotros. Todo eso condiciona nuestra respuesta al ambiente o incluso a los fármacos. En el futuro podremos aplicar una medicina de precisión, individualizada a las necesidades de cada paciente. Ya no vamos a recetar paracetamol a todos a los que les duela la cabeza, sino algo mucho más personalizado. Y esto no es un sueño, ya está ocurriendo en algunas disciplinas y el resto vamos detrás en los próximos años.”
 

En primera persona: 

Marta Cuevas, farmacéutica

"En el futuro será habitual imprimir medicamentos con impresoras 3D. Los fármacos se elaborarán con la dosis y los componentes exactos que necesita un paciente con una dolencia determinada".

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