saud en invierno

Prevención de enfermedades e infecciones invernales

Una vez se encara la última estación del año, se dan por inauguradas también algunas enfermedades clásicas como la gripe, el resfriado común o la neumonía. Los niños pequeños y los adultos mayores tienen mayor riesgo de caer, sobre todo, en problemas respiratorios más graves. Pero ¿se pueden evitar?

POR Àngela Zorrilla | 08 Enero 2024

Durante los meses de invierno es habitual que las consultas médicas se llenen de pacientes aquejándose de ciertas enfermedades. Muchas de estas se pueden confundir, y es que las infecciones que dificultan al paciente respirar correctamente –las más comunes estos meses– suelen tener síntomas similares. Por un lado, la mayoría de virus respiratorios estacionales como la gripe o el resfriado se replican con mayor avidez y son más resistentes en esta época.
Según el Centro Nacional de Epidemiología, el número de ingresos hospitalarios consecuencia de la gripe pueden alcanzar más de 52.000 personas al año, o lo que es lo mismo, el equivalente a la población de Segovia. Además, en esta época del año el sistema inmunológico suele estar más debilitado y es menos eficaz y, por otro lado, el frío y las pocas horas de luz natural provocan que las personas pasen más horas en lugares cerrados, sin ventilación y, en ocasiones, muy concurridos.


Por eso, es recurrente el aumento también de casos de gripe y otras patologías similares donde las tasas de contagio son elevadas. En lactantes y bebés se sumaría a la lista de patologías comunes la bronquiolitis o la neumonía, que se ha convertido en una pandemia silenciosa que provoca la muerte de 700.000 menores de cinco años en el mundo cada año, sobre todo en países en vías de desarrollo.
Pero, más allá de los cuadros víricos respiratorios, el invierno también es la época predilecta de algunos virus estomacales como el norovirus, que suele ir acompañado por vómitos repentinos y diarrea. Este virus es muy contagioso y se propaga a través del contacto directo con una persona infectada o al tocar superficies contaminadas como el pomo de la puerta, utensilios compartidos, etc. 

 

Sintomatología y vacunación, aspectos clave

El resfriado común, explica  Javier Pérez Pallarés, neumólogo intervencionista del Hospital HLA La Vega, suele producirse por bacterias, y una de las señales características es el cambio de coloración en la mucosidad. A veces, añade, suelen combinarse tanto infecciones bacterianas como víricas al mismo tiempo, por lo que en estos casos es difícil diferenciarlas. Por esta razón, es importante estar atentos a la sintomatología y consultar cuál es el mejor tratamiento con los médicos especialistas y tener el calendario de vacunas actualizado. 

Este último punto es primordial. Se estima que, por ejemplo, la vacuna de la gripe podría evitar hasta el 60% de los casos de neumonía. Y en el caso del COVID-19 –el principal causante de neumonía de los últimos tres años–, la dosis de recuerdo supone un aumento en los valores de protección de hasta el 90% en la población mayor de 65 años. 

 

 

¿Cuáles son las enfermedades más comunes?

Resfriado
El resfriado puede estar causado por diferentes tipos de virus. Entre sus síntomas destacan la congestión nasal, dolor de garganta, tos, dolor de cabeza y a veces fiebre baja. La mayoría de los resfriados tienen su mayor intensidad del tercer al quinto día, y en una semana suelen mejorar completamente.

Gripe
En ocasiones, se puede confundir con un resfriado común. La principal diferencia es que la gripe se inicia rápidamente con fiebre alta, tos, dolor de garganta, dolor de cabeza, y dolores en el cuerpo. Normalmente dura hasta 5 días.

Bronquiolitis
La bronquiolitis es una enfermedad vírica que causa inflamación de las vías respiratorias. Esto provoca congestión nasal, tos, fiebre baja y sibilancias. Al inicio recuerda a un resfriado común, pero acaba siendo más grave y le acompaña cierta dificultad respiratoria y deshidratación.

Faringitis
Suele ser frecuente en niños en edad escolar. Ocasiona dolor de garganta, dolor de cabeza y dolor abdominal y, en algunos casos, fiebre alta o vómitos. También puede derivar en toses frecuentes, ronquera e inflamación de la garganta. La mayoría son de origen vírico y solo precisan analgésicos para el dolor. Se trata con antibióticos cuando la causa es bacteriana.

Neumonía
También habitual entre la población infantil. Está causada por una infección en los pulmones cuyo origen puede ser de tipo bacteriano, vírico e, incluso, por hongos, entre otros gérmenes. Los síntomas son similares a los de otras patologías respiratorias, como la fiebre alta, mocos o dificultades al respirar. No obstante, varían en función de la edad. Los más pequeños pierden el apetito, mientras que los niños más mayores pueden tener escalofríos, dolor abdominal o dolor de pecho.

Norovirus
También conocido como el virus del vómito en invierno, es un virus estomacal extremadamente contagioso, ya que puede vivir en el ambiente hasta cuatro semanas. A menudo, sus síntomas cesan en dos o tres días, pero es importante beber suficiente líquido para prevenir la deshidratación.

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